La palabra "Prejuicio" proviene del latín “Praejudicium”, que significa juzgado de antemano. El prejuicio implica llegar a un juicio sobre alguien de un determinado grupo, sin conocer a esa persona previamente.
El prejuicio llega a surgir por conveniencia, para discriminar, descartar o dominar a otras personas o aceptarlas preferentemente, sin tener remordimientos y sin pararse a pensar si eso es bueno o malo, o si es una opinión objetiva o subjetiva.
A los jóvenes de un grupo, en una educación temprana, se enseña que ciertas actitudes y valores son los "correctos". Muchos comportamientos prejuiciosos se forman en la infancia al emular la forma de pensar y hablar de los mayores, sin intención maliciosa por parte del niño.
Pero principalmente, el prejuicio, se basa no tanto en lo que uno odia o le desagrada, sino en el hecho de que es más fácil y más seguro quedarse con lo conocido. Esto trabaja en su contra ya que evita que explore lo desconocido. Al ser espontáneo elimina sus prejuicios y se permite conocer y tratar con la gente e ideas nuevas. Si no confía en nadie que no le sea totalmente familiar es porque no tiene confianza en sí mismo cuando se mueve en terreno desconocido.
Puede decidir vivir cada día de una manera diferente, siendo espontáneo y vital o puede temer a lo desconocido y quedarse igual siendo el mismo de siempre. Lo opuesto al crecimiento es la igualdad o monotonía. Cada quien elige lo que quiere para su vida.
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